El Dragón de CRONOS Tiempo de Todo! ¿Herido de muerte? Por Aldo Rodrigo Sánchez Tovar

¿Alguna vez han soñado que se encuentran en un lugar alto e irremisiblemente, no importando lo que hagan, se caen?
Según el psicoanálisis, se trata de sueños de inseguridad donde lo que sucede es una proyección del miedo del individuo a que se concrete una situación adversa que teme o que resulta inminente en su realidad, enfermedad, crisis financiera, perder cosas importantes como una relación emocional, un viaje, un concurso, el estatus. el avance inexorable de la edad, etc.
















Para ser del todo francos, jamás tuve demasiados sueños de éste tipo.
O nunca coincidieron directamente con posibles eventos del tiempo relativo.
Pero no puedo negar que los tuve y que la sensación de caer y el horror de saber irreversible lo que pasaba en la supuesta realidad de mi sueño, era por demás, desesperante.
Una que otra vez llegué a despertar gritando.
































¿Les digo que cosa curó esos sueños desde cierto momento de mi vida para siempre?
Supongo que rondaría los 28 o 29 años de edad y un alumno, me obsequió unos pases gratuitos para lanzarme de un Bungee.
Eran día buenos, tenía novia, CRONOS Tiempo de Todo! estaba en su cenit, atendíamos cerca de 40 alumnos a la semana, íbamos a la televisión una vez por mes, hacía ejercicio a diario y la mayor parte del tiempo estaba planeando locuras con mis amigos.
No obstante en realidad, las alturas me asustan sin que sea una fobia, prefiero no acercarme a lugares altos o empinados si no tengo buen asidero o un barandal que me parezca sólido.



















































































Pero eran días buenos como ya dije.
En los primeros días de CRONOS Tiempo de Todo!, auxiliado por mis amigos, rompí con muchas cosas que me limitaban (aunque no lo crean, previo a abrir CRONOS Tiempo de Todo! le tenía miedo a quedar aislado enfrente de una muchedumbre, me asustaba hablar con gente nueva, cortarme y otras cosas. Claro, estas cosas siguen sin gustarme pero me entrené para ocultarlo de la mejor manera que puedo).
Así que llevado por la embriaguez de las cosas sorprendentes que ocurrían a mi alrededor aquellos días me fui con mi amigo Alfonso al Parque Niños Héroes donde había un evento y estaba el dichoso Bungee.
Al subir por la grúa comencé a sentirme intranquilo, la cosa traqueteaba, la liga se veía gastada y desde abajo había visto las curvas que describía la gente al ser catapultada luego del tirón al caer a fondo.
Si se llegaba a soltar el amarre, si se rompía la liga, el colchón al fondo no evitaría que volara a 50 metros de distancia de la muchedumbre allá abajo.
















































La canastilla de salto, de cualquier modo se bamboleaba, se sentía inestable.
Supongo que lo notó el tipo de la cima porque me dijo:
-Yo por mí, mejor si no saltas, pero el pase es de promoción, si te bajamos sin saltar, te cobro el salto.
Me palpé los bolsillos. Seguramente no traía más de 50 pesos.
Lo común para mí, es no llevar nunca más de 50 pesos encima, tengo la rara habilidad de perder el dinero cuando salgo de casa.
Tomé aire y salté.
la gente pequeña desde donde la veía, se hizo cada vez más grande. Mi corazón se paralizó, siglos de condicionamiento al peligro, bañaron cada terminal nerviosa de mi sistema. Cuando uno cae a esa distancia del suelo, a esa velocidad... se muere.
Pero simplemente no toqué fondo.































Mi cuerpo se sintió pesado y una fuerza descomunal me dio un jalón, proyectándome de nuevo hacia arriba.
Las luces de los juegos mecánicos me hipnotizaron, en medio de la rara embriaguez de sentirme vivo, veloz.
Volví a caer y pude constatar que ya no me importaba demasiado el asunto del broche o la famosa liga.
El corazón se te muere una vez, pero pierde rápidamente la sorpresa.
Así al bajarme y ser auxiliado para soltar el arnés, supe que podía caer mortalmente. pero que nada le restaba la gloria al viaje.






































He vivido días similares.
Un sueño me persiguió toda la vida, el miedo al desamparo, al abandono.
Y nunca noté que eso mora a la vuelta de la esquina, cada día de la vida.
Mucha gente genuinamente se preocupó por mí y mi familia en éstos días.
Recibí los tres tipos de mensajes:
Los Religiosos: DIos te pone esta prueba porque tiene algo mejor para tí.
Los Espirituales: Las cosas malas ocurren porque algo hiciste y debes presentar el examen y pasarlo.Te harás fuerte.
Los de Superación Personal: Eres fuerte, ya has salido antes, también en ésta ocasión, lo harás.
No digo que tengan nada malo.
Agradezco la intención.
Pero eso no detiene una bala en la cabeza cuando sientes que no hay nada adelante. Y nada ocurre mágicamente para detener el desenlace.


































































































































Decidí por ello hacer lo que hice en el Bungee.
Encarar mis miedos más terribles y dejar que el destino decidiese lo que hubiera de ocurrir.
Y llegué a una conclusión:
En un día agradable y soleado, dos personas caminan por la calle, una sombría porque le diagnosticaron cáncer terminal inoperable y todos los tratamientos han fallado, el médico acaba de decirle que le queda un mes de vida si mucho y otra persona, camina radiante porque su esposa, por teléfono, le anunció la llegada del bebé que esperaban con gran emoción.
Es el mismo día, es el mismo momento, es la misma calle.
Para uno, es el peor día de la vida y para el otro, es el principio de mucha felicidad.
Pero al fin y al cabo, sólo es un día soleado.
Uno de los hombres, el triste, piensa que las opciones terminaron y que su esposa y sus hijos tendrán que lidiar con verlo consumirse a cada instante y el dolor del avance de la enfermedad, será insoportable. Entre los escenarios que le pasan por la mente, decide terminar con su vida para ahorrarse todo el proceso.
El otro por el contrario, puede ver claramente el futuro, su vástago creciendo, dando sus primeros pasos, su esposa y él, envejeciendo juntos y disfrutando del la vida de su hijo. Ha decidido el nombre, la carrera y hasta el rostro de la esposa de su hijo.
Pero un carro que avanza a gran velocidad con ebrios a bordo, aparece zigzagueante en la calle y los mata a los dos.
Rápidamente aparecen testigos, ambulancias, reporteros.
A tres cuadras del lugar en un árbol solitario, un pájaro canta.
Al fin y al cabo, sólo es un día soleado.
Un hombre muere sin saber ni que le pegó, adelantando el momento que tenía decidido.
Ya había muerto su corazón. No tenía nada que perder. Quizás el accidente salvó a la familia de los dos escenarios:
que se matara y los traumara o que decidiera seguir adelante y que el desenlace, alargara la agonía.
Por otro lado la muerte del que recibió la noticia del nacimiento de su hijo esperado, se antoja trágica por injusta. Muerto al dirigirse a conocer a su hijo.
Pero para el pájaro, la luz del sol es agradable y es ajeno al significado del ruido y la tragedia.
Al fin y al cabo, sólo es un día soleado.







































































Los días recientes, son los más bellos que esperé por todo el invierno. Quería poder salir de casa al trabajo sin sentirme agobiado por la privación del sol, quería pasar tiempo con la familia, si bien yo no tengo vacaciones, al menos llevándolos durante el día, a algún museo.
Pero el hado del destino falló en contra de mi voluntad.
Luego de un hermoso cumpleaños, convención de comics, momentos especiales con amigos y familiares... esto.
Sin embargo la historia de los dos hombres que acabo de relatar enseña algo:
El día puede ser inmejorable o tormentoso.
Lo que traigas en el corazón, lo que te permita interpretar el día y sus implicaciones es lo que cuenta.
La muerte del hombre sombrío sólo adelantó lo iba a ocurrir de todos modos.
Bien podría haber estado corriendo a los brazos de su familia para disfrutarlos, despedirse y atesorar cada instante de ellos.
El otro hombre, el feliz, murió desnucado al instante, nada pudo quitar de su mente el futuro promisorio que se dibujaba en su imaginación.




Horas antes que mi familia se fuera de casa, llegué harto de llamadas del Call Center pero con el corazón ligero porque podría dormir en casa el Sábado luego de dar clase todo el día. Y aunque trabajaba el Domingo, ya se nos ocurriría que hacer. Le dije a mi esposa que trataría de contestar otra parte de las felicitaciones de cumpleaños porque entre convención, trabajo y pendientes ya había pasado una semana exactamente y que subiría unas fotos que había estado recopilando por una semana que representaban los años de amistad y cariño que me unían a mis amigos, alumnos y familia.
Había contestado tres mensajes sonriente y somnoliento, cuando a mi espalda escuché:
-Tenemos que hablar.



Y las consecuencias han sido estos diez días de infierno.
Mucho ha pasado, mucho de lo que más me aterrorizaba ha sido encarado.
Como dije sobre el salto en el Bungee, "El corazón se te muere una vez, pero pierde rápidamente la sorpresa".
Estoy trabajando de cara al futuro.
No acuso, no responsabilizo, no señalo.


Los años que abarcan estas fotos dicen cuantas personas formidables, grandiosas, fueron parte de mi vida, algunas en momentos muy largos, otras en pequeños fragmentos, pero todos y todas importantes. Hubo momentos de mi vida en los que faltó una cámara para guardar el rostro de más gente.
No se preocupen, que yo no tenga foto, no significa que no estén en mis recuerdos.
Que la distancia nos haya separado, que algunos vivan lejos, que muchos estén ocupados, que alguno tenga rencor o sienta que no soy bienvenido en su vida tampoco me importa.
También están los diez años de vida familiar lanzados por la borda en el más absurdo de los supuestos momentos de decisión.
Lo mejor que me dejó cumplir 46 años, ésta década de ser un hombre de familia y las casi dos décadas de tener CRONOS Tiempo de Todo! fue el capturar algún momento para disfrutar y celebrar el conocer a cada uno.
Agradezco cada sonrisa que se dibujó en mi rostro.
Todas y cada una fueron genuinas.
Las que me arrancaron los encuentros inesperados. Los amores que se fueron para no volver. Las de aquellos momentos en que, exhausto, sentí que no restaba más que sonreír. Los momentos con mis hijos, mis Padres, mi Familia. Las sonrisas que me arranca contemplar aquello que a zancadas, se aleja de mi presente. Las más perdurables, las que siembran toda suerte de grietas en mi rostro al ver ya tan crecidos a mis alumnos y amigos. Todo es gratitud. Lo que alegra y lo que aún duele.































































































































































No, no se trata del preámbulo de una despedida.
Es cierto que algunas de éstas imágenes, duele recordarlas a la luz de lo acontecido.
Pero pensándolo más caviladamente...
Cada imagen captura fielmente lo mucho que he caminado y me he esforzado por dejar una huella, algo amable en el mundo. Cada imagen congela en el tiempo cientos de sonrisas, instantes en los que me esforcé por ser más amigo, más cercano... más humano.
Y no me arrepiento de nada.
Si lo logré o no, habrá de atestiguarlo el destino.
Por el momento, El Dragón está herido pero todavía puede batir sus alas y remontar el vuelo.
Por lo pronto, ya sé de facto lo que se siente al caer, no necesito temerlo en sueños

Acerca del Autor:
Aldo Rodrigo Sánchez Tovar.
Marzo de 1969.
Facultad de Artes Visuales UANL.
Miembro del Consejo del 150 Aniversario del H. Ayuntamiento de Ciudad Apodaca, Nuevo León (2001), Consejero del Instituto Municipal de la Juventud de CD. Guadalupe, Nuevo León (2006-2009)
Premio Estatal de La Juventud Categoría Méritos Cívicos (2005)
Fundador de CRONOS Tiempo de Todo! (1997).
Ha publicado cuentos, columnas y poesía en el Periódico El Porvenir, y las revistas La Nave, La Rocka, ¡Liras!, La Llave, Hiperespacio y Oficio.
Invitado para leer y dictar conferencias desde 1991 en diferentes recintos culturales del País.
Aquí sigo, en la cueva del Dragón, con tanto fuego adentro.
Mientras el mundo progresa pensando que los dragones son leyendas contadas por viejos supersticiosos.
Buena semana.
Arde mi corazón
Lucha Siempre
Delante del hierro
Ojos venideros…
Sabrán la Historia.
“Existen dos maneras de hacer las cosas:
Hacerlas simplemente bien para llenar el requisito.
o
Buscar hacerlas extraordinariamente.
Es elección de cada uno.”
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