Modelando un Mundo Mejor. Hola soy Aldo Sánchez
En el año de 1969 en el Hospital de la A.N.D.A. nació un bebé prematuro.
Ése bebé era yo.
Eventualmente salí de incubadoras y tenía poco menos de cuatro años cuando nos instalamos en una añosa casa en la colonia Altavista en Monterrey casi donde se encuentra hoy el Instituto Bilingüe La Silla. Me inscribieron en el Jardin de niños en ése entonces de la Escuela Jaime Torres Bodet y la profesora responsable de mi grupo era la Maestra Lupita.
Mi padre se dedicaba a vender equipo para perforación minera y neumática, mi madre detuvo su vida profesional momentáneamente para dedicarse de lleno a mi crianza ya que Papá estaba de viaje constantemente por la zona carbonífera. Para 1975 nos mudamos al 330 de Alfonso Reyes en la Colonia Contry.
Comencé la educación Primaria en The King Edward Academy y la concluí en la Escuela Ciudad de Monterrey en Pintores Mexicanos en Contry La Silla. Fuí hijo único por siete años. Y mis padres vivían consagrados a mi atención, estuve en los Scouts, tomé clases de artes, mi abuelo que era médico alentó mi inquietud por la lectura y habiendo aprendido a leer a los cuatro años para los diez ya había devorado los títulos más rigurosos para conocer la literatura universal, mi madre me influenciaba por conversar frecuentemente en inglés (las familia de muchos de mis mejores amigos así estaban configuradas asi que hubo cierto momento en el que llegué a hablar más inglés que español). Pero la tragedia como era natural, tenía que tocar en algún momento a la familia. Juan Marcelo Sanchez Tovar quien sería mi hermano inmediato menor, falleció a las pocas horas de nacido. Eso abatió a mis padres y sin embargo, mi hermano René Omar, nació unos años después por lo que sin pedirlo, aprendí de golpe lo que es ser hijo único, perder un hermano y tener el privilegio de tener y amar intensamente al que se logró.
Por esos años, comencé a volverme muy diestro con la plastilina pero también los profesores habían advertido a mis padres que se me realizara una batería de exámenes ya que parecía aprender rápidamente pero tener serias dificultades para lidiar con la frustración y fatigarme rápidamente. Se hicieron los estudios y confirmaron la visión de los profesores, coeficiente intelectual en rangos normal alto y superior (en resultado a tests para adultos que tuvieron que adaptarse) pero se recomendaba atención en el manejo de la frustración y otras cosas que no eran muy fáciles de evaluar en 1975. Mis padres comenzaron un doloroso proceso de divorcio que provocó dos cosas que me definirían para siempre. Me recluí voluntariamente en un ensimismamiento casi permanente en las obras literarias que seguía leyendo, en el cine maravilloso de antaño que mi abuelo me mostraba, en la novedad de Star Wars y comencé a expresar casi neuróticamente una necesidad creciente de pasar más y más tiempo dentro de ésas hstorias que en el mundo real donde pasaban cosas que no podía cambiar ni corregir.
Así que me volví “el niño de la plastilina”. No obstante pese a disparar mi sentido creativo, también me divorció de la gente, estaba tan convencido que para los demás era tan sencillo dejar atrás lo amado que a partir de ese momento y sin ser consciente, ni poder verbalizar lo que hoy dejo por escrito para mis hijos y los padres de mis alumnos, cerré en muchos sentidos la puerta a poder hacer contacto con los demás, mi angustia se fue volviendo creciente, tenía pesadillas de que me secuestraban de casa de mis abuelos y a nadie le importaba, de que me separaban de mis padres a bordo de un tren y mis padres sólo se despedían. Entonces comencé a rechazar y a sentir mucho estrés a los ruidos monótonos, desarrollé un patológico vértigo en las alturas, me era muy irritante la gente que invadía y violaba mi espacio personal o desordenaba o maltrataba mis cosas. Recibir muestras de afecto en navidades y cumpleaños era como una vuelta al dentista, cada abrazo me restaba vida y energía. Y para el momento narrado, yo no tenía siquiera doce años cumplidos. Nadie sabía lo que pasaba en mi interior y aunque me callaba la mayor parte del tiempo, explotaba en ira desmedida después de largos periodos de soporte y silencio.
Aunque era un niño que jamás habá pasado hambre, maltratos ni había carecido de nada, era incapaz de explicar a un mundo miope que no veía que me faltaba lo más primordial: la certeza de que idealmente las familias deberían ser instituciones permanentes.
De modo gradual familiares y amistades se percataron que de haber sido un niño muy sociable y alegre comencé a configurarme en un preadolescente conflictivo, solitario y que buscaba conscientemente provocar rechazo en los demás
Quien me rescató insospechadamente fue el Licenciado Horacio Alvarado Ortiz que decidió visitar mi casa un día y hacer un reportaje por los cientos de figuras en plastilina que realizaba de Star Wars
Ése año yo me encontraba estudiando en la Preparatoria Técnica Médica buscando la especialidad de embalsamamiento de cadáveres. Al ser médico mi abuelo, las tres materias primordiales (y que a veces dan más dolores de cabeza a los jóvenes estudiantes) son anatomía, fisiología, patología y farmacología misma que en mi caso personal eran tema familiar desde niño.
Poco después, me invitaría a trabajar con él, primero como asistente de producción operando cabina de grabación, y eventualmente comentado cine en una sección de su programa.
A partir de ahí, recibió tanta cobertura de prensa, radio y televisión lo que yo hacía que por mucho que deseara mantenerme realizando figuras alejado de la gente cada evento me haciá entrar al círculo de una serie mayor de acontecimientos desconcertantes, a los quince años tenía una exposición en el Planetario Alfa por invitación de Guillermo Schmidhuber de la Mora entonces director.
Posteriormente me fui a viajar primero a Cancún y otros lugares y en el intervalo ya era mayor de edad, había querido ingresar a la Facultad de Medicina pero era muy indisciplinado y me matriculé en la Facultad de Artes Visuales donde pese a no haber completado la carrera, me permitió vincularme a los albores de la vida profesional de diversos creadores y artistas que se definirían como ejemplo por el resto de mi vida
Otra de las pocas cosas que rompió la secuencia de aislamiento que estaba en constante vaivén fue un deseo repentino de hacer ejercicio físico siendo que no fue de mis mayores intereses en la niñez. La pasión por correr me llevó a maratones, natación, pesas, esgrima y artes marciales.
Decepcionado de los estrechos horizontes de Nuevo León, me mudé por mi cuenta a Cancún Quintana Roo en 1988 y desarrollaría toda una nueva faceta profesional trabajando para aerolíneas y cadenas hoteleras.
Quizás la nostalgia de la ciudad, de la familia o de lo que fuera, me hizo regresar brevemente para casarme y hacer residencia tres años allá. Porque así se escriben los cuentos de hadas, el joven príncipe se casa con la bella joven, se van a una ciudad de ensueño… ja ja ja En poco tiempo me invitaron a dar clases (anteriormente había dado clases para pagar gastos de la preparatoria de inglés, grecolatinas, ajedrez y declamación). En 1991 presenté mi primera exposición como adulto “El Colapso de la Razón” en el Palacio de Gobierno de Cancún Quintana Roo.
En 1993 regresamos a Monterrey y el 4 de junio de ése año, nació mi hijo Aldo Jareth.
Los siguientes años fueron vertiginosos, comencé a dar cursos para el DIF de Apodaca y para la Casa de la Cultura Museo Moisés Sáénz por la fina invitación del Licenciado Ramiro Estrada Sánchez, me divorcié, decidí ofrecer mi proyecto de enseñanza a Alejandra Rangel en CONARTE pero su respuesta fue totalmente carente de entusiasmo y se limitó a sugerir que “concursáramos por una beca” en ésa ocasión fue mi “tercer strike” con autoridades culturales en el Estado y decidí no volver a tratar con ellos. El 14 de Febrero junto con amigos creadores, abrimos CRONOS Tiempo de Todo! y no obstante haberlo iniciado con recursos mínimos formó una parte definitiva de la subcultura urbana del Monterrey de fines de los noventas.
Estaba tan decidido a hacer que todo funcionara, mi búsqueda profesional, mi deseo de formar una familia inquebrantable, superar mis ansiedades y a las cosas que me aterraban de niño… que di entrevistas, me atrevía a montones de cosas como si tuviera toda la vida haciéndolas y hasta vencer mi vértigo saltando del bungee.
Entre 1999 y 2000 coordiné la delegación cultural regiomontana al encuentro nacional de Jóvenes 2000 en Meztitla Morelos para Causa Joven Nuevo León y el INJUDE. Paralelamente trabajaba como embalsamador por las noches para mantener al día los gastos de CRONOS Tiempo de Todo! que jamás tuvo subvenciónes ni becas.
En esos años organizé cuatro exposiciones con el Gobierno Municipal de Apodaca Nuevo León, talleres con la Dirección de Cultura del Municipio de Ciudad Guadalupe por invitación de la Licenciada Verónica Vargas. Y en 2005 el Gobierno del Estado de Nuevo León a través del Instituto Estatal de la Juventud nos entregó el Premio Estatal de la Juventud en la categoría de Méritos Cívicos de manos del entonces gobernador José Natividad González Parás. Posteriormente se me invitó a participar como consejero en el instituto de la Juventud del Municipio de Cd Guadalupe Nuevo León.
Paralelamente llevé la logística de diversos eventos en Cintermex publiqué cuentos, artículos, entrevistas y reseñas y conseguí primeros espacios de publicación a jóvenes talentos literarios y de comics, fui interprete y maestro de ceremonias de diversos artistas nacionales es internacionales como Marisa de Lille, Corin Nemec y Peter Mayhew quien falleció recientemente e interpretara a Chewbacca en la saga original de Star Wars. También La Licenciada Laura Fernandez Promotora Cultural y fundadora de la Editorial Regia Cartonera me contactó para colaborar en talleres y actividades en sus espacios en Casa Universitaria del Libro y en Papalote Museo del Niño
El año que nos dieron la medalla al Mérito Cívico (2005) me volví a casar y nació mi hijo Roldán Marcelino
En los últimos años mi salud y mis ingresos laborales han disminuído de modo alarmante así que atravesé el 20 aniversario de CRONOS Tiempo de Todo! y lo cerré por fatiga y tristeza de que en veinte años y con todo lo que he documentado, a la sociedad jamás le hubiese interesado lo que aquí se promovía, y en lo personal también ha sido tiempo de conciliar que al cruzar los cincuenta años de vida. lo más vital y lo más crucial fue hacer cosas que de acuerdo a mi conciencia y marco ético eran lo adecuado sin que me importara pisar callos de muchos funcionarios (corruptos por supuesto, unos por hecho y otros por omisión) pero en el camino también solidifiqué la lealtad y la solidaridad de muchos artistas que forjaron sus carreras siendo yo su primer admirador, aval, y compañero de andanzas. Como el niño que se sumergió en la fantasía de Star Wars para no sentir dolor,terminé de cerrar el círculo y capitalizé lo mucho que la historia de George Lucas obsequió a mi vida, he hecho miles de réplicas en todas las escalas y materiales de lo que me inspiró de ésta y otras sagas. Por invitación de Fernando Galaviz Yeverino soy uno de los 40 autores reseñados en Mundos Remotos y Cielos Infinitos Antología de los 40 autores pioneros de la ciencia ficción Regiomontana
Finalmente por una fina invitación de Lily Medina y César Carrasco regresé al San Nicolás donde había expuesto veinte años atrás para sumarme a La Academia para las Artes del Municipio de San Nicolás de los Garza cuya Dirección Cultural preside Katzir Meza Medina.
Al paso de los años, en medio de todo lo que he contado, fueron tantas ocasiones en las que una familia me confió a sus hijos para clases, luego los hijos crecieron y a su vez me llevaron a sus hijos, me involucraron en sus graduaciones, cumpleaños, hospitalizaciónes, bodas y más. Además el modelado en plastilina es una manifestación artística que parece tener ciertos resultados con algunas discapacidades así que entre mis alumnos algunos han sido de diagnóstico autista, aspeger, tourette, sindrome de down, parálisis cerebral, algunos en rehabilitación de malformaciones y/o amputaciones en dedos o mano completos. Aunque he dado clases desde preescolares hasta gente de la tercera edad, soy mucho más inclinado a enseñar a niños y niñas con la concentración suficiente para ejecutar tareas bajo instrucciones y que ello me permita hacer ajustes y calibración para los casos extraordinarios. Así participar en su educación no sólo en la sensibilización artística sino en su formación de valores y sociabilización. Gracias a mis años dando clases es como eventualmente logré dejar de lado mi molestia hacia la gente. Siempre hubo un niño que se salió de la fila a despedirse por última vez de un fin de cursos, o uno que regresó al año siguiente con un obsequio que se moría por darme, siempre hay uno que me muestra cómo su vida profesional resultó influenciada por mi clase. Y eso, curó mejor cualquier herida que llevé por años, que ninguna otra cosa que intenté consciente o inconsientemente.
Bueno, esto es suficiente para que sepan por que yo y no alguien más simpático, es quien da clases a sus hijos
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