El Proceso

Cierto dia Josef K despertó con dos extraños visitantes en sus aposentos, estos le hicieron saber que se encontraba bajo arresto durante el inicio de un misterioso proceso del cual en su oportunidad y guardando las formas apropiadas, se le instruiría en su momento.Josef K vió como devoraban su desayuno y cómo se mostraban lacónicos y burlones.

Quizás en la vida los procesos, los juicios que se llevan como veredictos a falta de mejores resultados son los hábitos de un pensamiento social, una tendencia que no por equivocada es menos recurrente.

Nací hace cuarenta años y cada uno de ellos viví bajo juicios en los que ya había un veredicto y una sentencia aún antes de la exposición de pruebas.

Para ilustrar mis palabras, comentaré la anécdota de mi llegada hace muchos años a un lugar donde se reunían muchos jóvenes.

En él convergían los que jugaban juegos de Rol como si fuesen los guardianes celosos de algún culto milenario, otros jugaban Magic y otros, juegos de cartas, los había que gustaban de la ciencia ficción en especial la parafernalia de Star Wars y otros gustaban del anime.

A mi llegada al grupo, algunos recelosos preguntaban pr mi identidad.

Les preguntaron a los que jugaban Call of Cthulu si era rolero y dijeron que me habían escuchado hablar de Lovecraft pero que no pertenecía, que no me veía genuino, que seguramente era otaku.

Les preguntaron a los que coleccionaban cosas de Star Wars si era Fan y dijeron que me habían escuchado hablar de Lucy Autrey Wilson y de Steve Sansweet pero que no pertenecí,a que no me veía genuino, que seguramente era "Magiquero".

Les preguntaron a los que leían comics si era monero y dijeron que me habían escuchado hablar de Silvestri, Ramos y Hughes pero que no pertenecía, que no me veía genuino, que seguramente era rolero.

Les preguntaron a los que veían anime si era otaku y dijeron que me habían escuchado hablar de Toriyama, de Go Nagai y de Tezuka pero que no pertenecía, que no me veía genuino, que seguramente era "warsie".

Sin embargo, sin ser genuino, sin ser un "iniciado" sin ser guardían de los secretos arcanos del culto a estas manifestaciones, me sentía a gusto entre jóvenes que se hermanaban entre sí por el gusto de compartir la afición por cosas que consideraba y sigo considerando mucho más inteligentes que la mera enajenación por el fútbol y el alcohol.

He dicho que me sentía a gusto entre ellos.

No he dicho que ellos se sintieran a gusto conmigo.
Al no ser un iniciado, al "no ser genuino" a juicio de ellos, estaba separado por un juicio ya resuelto por personas que a su entender estaban capacitadas para determinar mi nivel de compromiso con los cultos que ellos guardaban.

Mi madre en su encendido espíritu misionero de los conversos al "neocristianismo" no cesa de declarar de igual manera que "mientras no acepte a Jesús en mi corazón no viviré la gloria" siendo que probablemente desconoce el parteaguas y quiebre espiritual que provocó hace más de treinta años mi primer encuentro con Jesús en una Parroquia al sur de Monterrey. He caminado y he conversado con él en más ocasiones que muchas personas que citan su nombre a voz en cuello buscando el reflector y el protagonismo.

Sin embargo, mi personalidad siempre ha apagado la luz que ilumina a los charlatanes y aquellos que elevan la voz acostumbrados al aplauso de los ignorantes.
Esto me ha traido consecuentemente muchos enemigos. El no tratar de ser abanderado de causa alguna salvo mi cruzada contra las adicciones, me ha dejado expuesto al juicio de muchos, los cuales enarbolando estandartes pequeños me acusan de hereje a sus cultos por el sólo hecho de no rendirles pleitesía ni a ellos ni a sus dioses.

Pero no puede ser de otra manera.

"Temo al hombre de un solo libro"
Decía mi abuelo. Mi abuelo que dejó a mi alcance cientos de pensamientos y de preguntas. Mi abuelo un médico también juzgado y procesado a toda prisa por aquellos quienes no pagaron los precios de su conocimiento ni jornada.

En mi trabajo un joven me ha dado a firmar un "Fainal Guorning" FINAL WARNING. Un aviso de que no lleno las altas expectativas de un call center, donde se requiere que deje de lado el sentido común y el compromiso con el cliente mientras que debo escribir en un papel que estoy dispuesto a renunciar a derechos inalienables y constitucionales al empleo y la remuneración del mismo. Otro caso juzgado.

Pero para realizar un juicio debe haber un juez calificado y un jurado y desafortunadamente para los muchos que se han sentido en la capacidad de juzgar mis actos, no les reconozco como jueces por incompetentes.

Al no haber juicio, voy tranquilo aunque la plebe y los pequeños "genios" de la calidad empresarial se sientan poderosos y sobrados, son tan sólo lo que sus diminutas mentes y logros minúsculos les permitan ser.

Un analista de calidad de call center requiere el equivalente de instrucción profesional que un supervisor de videoclub es decir: saber leer y escribir, ser obediente y portar un distintivo en la solapa.

No requieren de memorizar fórmulas, teoremas ni despejar silogismos. No necesitan conocer los elementos de la tabla periódica y mucho menos conocer otra anatomía de Grey que la estúpida serie televisiva.

Si un portento de empresa que sustenta algo tan delicado como la calidad en unos mocosos y sus tablitas, me considera inadecuado, me siento liberado y honrado de tal distinción.

Al haber avanzado en poco tiempo por varios departamentos había llegado a asustarme, por un tiempo pensé que estaba alienándome y volviéndome tan eficiente como cualquier puberto espinilliento.

Como Pedro Páramo prefiero ser un ser proscríto de las leyes de los hombres y de los dioses de éstos, prefiero cabalgar por encima de sus expectativas y sus pequeñas realidades, los muros que delimitan sus fronteras y fortalezas son meros dibujos en un mapa sobre el que camino sin recelo alguno.

Como Murat, asesinado tras un remedo de juicio elaborado por plebeyos incultos, prefiero caminar con la frente en alto llevando mi linaje y honor invisibles a los ojos sucios de seres demasiado rastreros para comprender que la clase no la otorga un chaleco dorado sino una vida plena y una actitud ante la vida permanentes e inmutables.

Si por ocupar el estrado de juez, cualquier mico puede serlo, es entonces un mundo demasiado democrático para mi entender.
Y por lo tanto un mundo demasiado irreal para tomárselo a pecho.

Los patéticos payasos que se sienten poderosos por ostentar un listón de color especial pueden seguir jugando al poder en sus pequeñas cofradías, pueden proteger su vista de mi paso santiguándose y adelantando crucifijos, que la superstición y la calamidad colme sus pequeños destinos.

Cuando ellos estaban naciendo, estaba yo brindando por mi primera exposición, cuando aprendían a hablar, estaban apagándose los aplausos de mis primeros discursos y disertaciones y todavía apestaban a pañal sucio cuando estaba estrechando manos de dignatarios y embajadores.
Ha sido error mío el tener la decencia y tolerancia de dirigirle la palabra afable a criaturillas diminutas que difícilmente comprenderán que la clase es algo que puede aparentarse tanto como las lecciones de piano ó ballet. NO SE PUEDE.

O se vive la disciplina y la educación paso a paso por años, ó se hace el ridículo aparentando algo que no se domina.

Sigo educando niños con la esperanza de romper el declive que lleva esta generación banal e ignorante y nuevamente aparezcan quienes respeten el valor de los libros, la buena música, el gran cine, el teatro de verdad (no las comedietas vulgares regiomontanas) la buena cocina, el poder de la instrucción y el salvoconducto de los buenos modales.

Quien domina esto jamás tiene que excusarse ni dar explicación por sus actos, pero quien lo desprecia le otorga al mundo la correa que sujeta su cuello como la bestia que desea ser.

Por ello quien desee apreciar las veraderas cosas buenas de la vida, aquellas que son perennes, las que otorgan solidez de pensamiento, deben quitarse la toga primero, deben renunciar a sus pesados fardos de superchería y sus inflados cargos de "supervisor de contadores de pulgas" y tener el sentido común de preguntar y aprender.

La terrible enfermedad de la influenza le provoca mas miedo a la gente que el terrible cáncer de la ignorancia. Y sin embargo la vacuna de la segunda ni siquiera requiere agujas ni filas, tan sólo requiere de la humildad de aceptar que se quiere dejar de vivir en el error.
Au revoir.

Aldo Rodrigo Sánchez Tovar
aldocid@hotmail.com
044818 206 31 74

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