El Dragón Comparte Lo Bueno. Bon Jovi. Por Enrique Sánchez Fernández.

Les comparto un excelente texto sobre Bon Jovi de mi estimado amigo y ex-alumno Enrique Sánchez Fernández Si quieren leerlo más búsquenlo en Facebook en: https://www.facebook.com/enrique.sanchezfernandez.395

¡Hola Bon!
Nada más tú puedes ayudarme. ¿Lo harías?. Espero que sí. Mi problema tiene que ver con tu música. Mira: a mí me encantan los primeros álbums de tu carrera. Es decir, aquellos que se publicaron en los años 1984, 1985, 1986, 1988 y 1992. Respectivamente corresponden a los CD´s “Bon Jovi”, “7800 Farenheit”, “Slippery When Wet”, “New Jersey” y “Keep the Faith”. A mi pareja le pasa lo contrario. A ella la fascinan tus trabajos que abarcan desde el año 1992 hasta el presente. El parteaguas: tu primer recopilativo “Crossroads”, que a ninguno de los dos nos interesó. En aquel año, -1994-, yo tenía demasiado trabajo como para andar comprando discos, (además, ya los tenía todos). Desde aquel entonces solo prendo la radio para escuchar las noticias. Ya no tengo tiempo para irme de juerga. Los tiempos de los amigos, las cervezas y el rock´n´roll quedaron atrás. Ya no puedo ver al sol brillar como en aquel “Never Say Goodbye”. Desde aquel entonces, hasta ahora, en la magia del momento, nace un nuevo día. En la oscuridad de la noche, bajo las farolas, se queda atrapada mi juventud. Ahí tengo a mis mejores amigos, como los tenías tú, ¿Recuerdas?. Me los presentaste en la canción “Blood on Blood”, Bon. Ellos, (Danny y Bobby), y tú, formaban la trinidad perfecta. Esos tiempos corrían en tu natal New Jersey, (como se titula tu álbum, -1988-), donde intuyo que tú y tu banda, (es decir el guitarrista Richie Sambora, el tecladista David Bryan, el batería Tico Torres, y el bajista Alec John Such), convivían como hermanos para hacer realidad un sueño, el de todos, el único, en pocas palabras el tuyo.
“Bon Jovi”, -1984-, tenía nombre y apellidos. Era tu primer disco, además de ser tu primer paso para alcanzar el estrellato. David Bryan lo hacía posible con sus teclados. Eran el paso de cebra para caminar hacia la cima desde el anonimato.
La fuerza de sus implacables notas, ágiles y veloces volaban a través de los primeros surcos del disco. Sus acordes continuaban unos compases para introducir brevemente la participación de los demás instrumentos. Y justo ahí, cantabas tus primeros versos: “On the street where you live/Girls talk about their social lives”. No importa que dijeras. Importaba que esa línea tenía tanta fuerza como una raya de cocaína. Era una orden para el cerebro concisa y activa. Constituía, en doce palabras, la esencia del rock. Por si sola representaba el éxito, era una maravilla, y además de ponerte en el mapa, te sacó de gira.
Te seguí a todas partes por esa canción. Corría como el rayo en las carreteras, huyendo del agobio, para verte en vivo. “Runaway” era suficiente razón para despertarse por las mañanas, abrir los ojos, y escuchar tu disco.
Después vino “7800 Fahrenheit”, -1985-, igual que tu anterior trabajo tenía un hit imprescindible: “In and out of love”. Estaba bien. Tenía fuerza, ritmo e impacto. Independientemente, no era tan rotundo como su antecesor “Runaway”, pero sin duda tenía algo. Y bien, ahí me pinchaba, como si fuera heroína, una y otra vez tus discos.
La aguja tocaba sin cesar “Runaway” e “In and out of love”, tus dos primeros clásicos, Los escuché tantas veces, que, sin ser músico, me memoricé cada una de sus notas, letras y cambios. Te veía en escena. Muy bien, Bon. Como de costumbre, aunque nada más te fuera a ver por esas dos canciones, derrochabas entusiasmo.
A fuerza de ir repitiendo el estímulo de verte en vivo, -unas diez veces por álbum-, le fui agarrando más cariño a tus discos. Y sí, era lógico que Bon Jovi fuera más que “Runaway” e “In and out of love”, pero esas dos canciones, por aquel entonces, eran lo mejor para mí. Sin embargo, a ti te faltaba algo. En ese momento no sabía que era. Tardé en saberlo un año.
1986 nos regaló muchas sorpresas: diez canciones tuyas inéditas. “Slippery when wet” sería el título escogido para la nueva recopilación. Aquel año me traería muchos recuerdos, música y rock.
Nada mal para sintetizarlo todo en 29 palabras, sus respectivas dos líneas en tres frases, pero mi vida era muy simple. Todo era beber alcohol, ir a la Universidad y conocer chicas. En si muy sencillo. Lástima que ya no pueda volver a vivirlo. Nada más puedo hacerlo viéndote en concierto, leyendo tus biografías y escuchando tus discos.
Así recuerdo los viejos tiempos. Basta con quitarle el polvo al acetato, pinchar “You give love a bad name”, “Livin´ on a prayer” y “Never Say Goodbye”. Mis tres favoritas. Sé que para muchos no sería su combinación perfecta. Quizás quitarían esta última para escuchar “Wanted Dead or Alive”.
Lo hicieran o no, tú tocabas las cuatro canciones en tus conciertos constantemente. Lo sé. Te vi varias veces. No parabas de sorprenderme. Verte en directo era como saborear una mala medicina. No necesitabas un Doctor, ni una receta, ni una explicación. Sólo necesitabas amar el rock and roll.
Después de 12 discos de platino por tu último trabajo, hiciste una pausa para contar tu fortuna, disfrutar tu vida como un adolescente y demostrarle al mundo una cosa: tu éxito no fue cuestión de suerte. Eso lo verían todos con tu nuevo trabajo “New Jersey”.
La novedad vería la luz en 1988. Como el anterior, “Slippery when wet”, estaba repleto de clásicos. Mis favoritos: por la juerga “Love for sale”, -yeah!-, así como por las endorfinas con mis chicas y tus enfermeras de “Bad Medicine”, -y por supuesto-, la fraternal “Blood on Blood”, que tú presentabas en directo en una épica versión de doce minutos, como una oda a la inocencia, la pasión y el rock ´n´ roll.
¿Sabes cómo supe esto?. Te seguí, fielmente, como a un hermano, tal como tú decías en “Blood on Blood”. Irónicamente nunca supe inglés para entender tus discos. No importa. Tu música fluye por el torrente sanguíneo, hace palpitar el corazón y vibrar de emoción. Después, mientras girabas en el tour,”Keep the Faith”, -también conocido como “I´ll sleep when I´m dead tour”-, conocí a mi novia, -pareja ahora-, y ella me tradujo, letra por letra, -con toda la paciencia del mundo-, la filosofía de tu canción.
En ese entonces, trabajaba incesantemente en el juzgado. Sí, Bon. Tuve que guardar tus camisetas en el armario. Las cambié por mi traje de abogado, que pelea apasionadamente como un perro, a través de los años.
Bien; volviendo al presente: pronto vamos a tener familia. Como ocurre con tus discos: algo tan privado como preparar tus álbums acaba en boca de todo el mundo. ¿Y qué tienes que ver tú con esto?. Nada. Sólo queremos que nuestra descendencia, -si es niña se llame Dorothea como tu esposa-, -si es niño, como tú, Bon-, y que disfrute del mejor rock ´n´roll del mundo: el tuyo. El problema: ¿Cómo hacerle entender a una criatura inocente, que si sus padres se pelean constantemente por tus canciones, es porque, lamentablemente, les tocó vivirlas en diferentes condiciones?.
Mira: no compré el recopilativo “Crossroads” porque aunque tenía todos los clásicos que a mí me gustaban, lo sentía muy insípido. Necesitaban la fuerza de un disco. Demasiados singles para estar en un solo álbum sencillo. No importa que fuera un L.P. A ese álbum, pese a que las canciones extras fueran “Someday I´ll Be Saturday Night” y “Always”, le faltaba algo.
Pues sí, Bon. Además de la música, a mi vida le faltaba algo. ¿Qué?,. ¡Una mujer!, ¡Claro!. ¿Y sabes quién me la presentó?. ¡Tú!. No sabes como, no importa, ahora te lo cuento todo.
Mira: salía de uno de tus conciertos,- impresionante por cierto, del tour “Keep the Faith”-, y vi a una chica preciosa. Usaba unos aretes curiosos. Eran rojos, los protegía un corazón y tenían tu logo. Cada uno hipnotizaba mis ojos. Es decir, que aunque ella fuera una belleza, mi vista leía incesantemente BONJOVI, BONJOVI, BONJOVI, y bueno, aunque no sabía que decir, tu nombre puso las palabras a mi boca, me acerqué a ella y la dije…
-“¡Hola!”.
-“¡Hola!”.
-“Bonitos aretes”.
-“Gracias”.
-“De nada”.
Diálogo original. Ni el más idiota lo podría superar. ¿Verdad?. Al cabo de un rato pasaba una mosca, y regresaba la inspiración a mi boca, y…
-“¡Oye!”.
-“¿Qué?”.
-“¿Te gusta Bon Jovi?”.
-“¿Y ése quién es?”.
¡¡¡Imagínate!!!. ¡¡¡No te conocía después de 20 discos de platino!!!, ¡¡¡Cinco albums!!!, ¡¡¡Y cinco giras alrededor del mundo!!!. Bueno, quizás si te conocía, y no se había dado cuenta. Quizás tendría que separar BONJOVI en dos palabras, como Moisés separó las aguas, y dejarlo en BON JOVI. Siete letras, dos vidas, y dos palabras. Sí, Bon. Dos vidas: una loca, -la mía-, y la de ella, cosmopolita.
A partir de ese momento, salía al mercado “These Days”, -1995-, y como mal presagio, mi instinto me decía que tenía que dejar atrás al pasado. No había de otra: quería vivir intensamente el presente. Conclusión: ella se hizo fan tuya desde que salió a la venta tu último trabajo, y yo dejaba de ir a los conciertos, -a pesar de haberte visto cincuenta veces-, me adaptaba a regañadientes a mi nueva vida de abogado.
Entre tanto, intimamos, y descubrí que la gente se pelea por tonterías, algunos por dinero, y otros por ideologías. No es nuestro caso, Bon, y como nosotros no tenemos nada mejor que hacer, nos peleamos por el rock, que es lo que desde un principio nos unió.
Entonces, ella empezó a ir a verte, descubrió tu magia, y al llegar a casa me lo contaba todo, con todo lujo de detalle. O.K. Yo la daba permiso. Yo ya lo sabía todo. Solo cambiaba el disco. Ella estaba descubriendo el paraíso, hasta que salió aquel directo: “One Wild Night (Live 1985 – 2001)”, -2001-, y separamos el repertorio. Mira, Bon, las canciones: “Livin´on a Prayer”, “You give love a bad name”, “Keep the Faith”, “Wanted dead or Alive”, “Runaway”, “In and out of love” y “Bad Medicine” para acá, y los tracks que pertenecen a la segunda etapa, que como tú bien sabes, son: “It´s My Life”, “Something to Believe In”, “Just Older” y “Something for the Pain” para allá. Y las que quedan, o bien no las queríamos ninguno de los dos por ser covers, (“I Don´t Like Mondays”, de Bob Geldof, -interpretada con el legendario músico-, y “Rocking in the Free World”, de Neil Young), ni por ser parte del prehistórico recopilativo “Crossroads” de 1994, (como es el caso de “Something to Believe In”), y la que queda: “Something for the pain”, (del álbum “These Days”), es un track que, a pesar de ser tuyo,- y no pertenecer a tu primer grandes éxitos anteriormente mencionado-, nunca lo oímos porque estábamos profundamente enamorados. Así que…, ¿Para que tomar una medicina, si no te duele nada, y eres feliz?. Por eso nunca nos identificamos con tu canción “Something for the Pain”, (“Algo para el dolor”), aunque no dudo que debe ser excelente porque es tuya, pero no sabíamos como aplicarla a nuestra vida cotidiana. Perdona, Bon.
Desde entonces, una vez separadas las canciones de su época y la mía de tu glorioso álbum en directo, publicaste “Bounce”, (2002), “Have a nice day”, (2005), “Lost Highway”, (2007), y “The Circle”, (2009), con sus respectivos sencillos. Así pasó el tiempo, sin novedad para mí. ¿Algo nuevo en tu vida, amigo?. ¿Algo que me quieras compartir, Bon?. ¿No?. Bueno, yo te quiero comentar una cosa: me encantó tu acústico, -“This Left Feels Right”, pero a mi pareja casi no. Casi todos los tracks pertenecían a mi juventud, (ya sabes: “Wanted Dead or Alive”, “Livin´on a Prayer”, “Bad Medicine”, “Lay Your Hands On Me”, “You give love a bad name”, Keep the Faith”, y “Born To Be My Baby” principalmente). Sin embargo a ella la tocó apenas el raquítico “It´s My Life”,Bon, porque era prácticamente el único que la tocó de su actual época madura. Eso la entristeció mucho, y para consolarla como se debe, tuve que oír, -en contra de mi voluntad-, toooodoooos los álbums que nunca escuché en su época. Mira que ironía, TUVE QUE ESCUCHAR TODOS TUS L.P.´S QUE NUNCA ME ENTRARON SIN ANESTESIA A REGAÑADIENTES, hasta que les encontré el gusto. (Una cosa, Bon, no me vas a hacer escribirte los títulos UNA VEZ MÁS, porque tú ya sabes cuáles son, me da mucha pereza, y aparte, me estoy quedando sin tinta en la pluma. Para colmo, no tenemos luz en la casa, -estoy escribiendo esta carta a la luz de las velas, escuchando “Never Say Goodbye” con una cerveza-, -recordando viejos tiempos-,- junto a todas las novias que tuve con “Bad Medicine” antes de conocer a mi esposa-, -por cierto, no la digas, es muy celosa-, y mira después de una eternidad, me doy cuenta que mi adolescencia no fue tan miserable-, -después de escuchar repetidamente “You give love a bad name”-). (¡Caray!. ¡Ya ni pinta el boli, son las cuatro y media de la mañana, y no hay ni una maldita tienda de autoservicio abierta cerca de la casa para comprarla!. ¡Vaya!. ¡Ya ni pinta el miserable!. ¡A ver si rallando el papel…!, ¡Ya!).
Bueno, pues sí, Bon. Mira: por mucho que te adore la gente, por mucho que te hayan visto en concierto, no creo que sepan cual es tu momento favorito. Yo sé, que es aquel que pasas a oscuras, antes que se enciendan las luces, y que empiece la música del concierto. Una vez que, por arte de magia, todo se sincroniza. Yo sé que,- en ese momento-, tu corazón late, palpita y se excita.
…Y entre tantas cosas, álbums y recuerdos: me encuentro escribiéndote estas líneas ante esta página sin vida. Espera, tacharé lo que escribí porque me sonó cursi: …Y entre tantas cosas, álbums y recuerdos: me encuentro escribiéndote estas líneas ante esta página sin vida. Espera, tacharé lo que escribí porque me sonó cursi. ¡¡¡YA!!!. ¡Caray!. ¡Ya me siento mejor!. ¡Demasiada azúcar, caramelo y romanticismo para un tipo como yo!. Bueno, mejor empezaré un nuevo párrafo. ¡Siguiente…!.
¿Sabes, Bon?. ¡¡¡Ya no sé que escribir!!!. Es demasiado complejo simplificar en pocas cuartillas que significa tu música en mi vida. De todas maneras, haré un intento, y escribiré unas pocas líneas.
Me sentiré como tú, cuando compones canciones. Quizás haya habido veces que no sepas que escribir. ¿Te ha pasado?. A mí todos los días. En fin, escribiré unas palabras. No tengo nada que perder, Bon. Quizás no lo lea nadie. Quizás sí. No importa. Al menos, al redactar, volveré a vivir aquellos años dorados. Y si alguien lo quiere vivir conmigo, que lea estas líneas, y escuche tus discos. Entre tanto me pelearé con mi pareja, -por ti-, hasta el infinito, y viviremos en el paraíso.
P.D.
¿Qué crees, amigo?. Acabo de escribir esta última frase, volvió la luz, y se me acabó la tinta del boli. ¿Irónica esta vida, no crees?. ¡Qué remedio!. ¿Qué le vamos a hacer?. ¡Ah, ya sé!. ¡Poner un CD de Bon Jovi, disfrutarlo y vivir al máximo. ¿Se te ocurre algo mejor?. O.K. Escríbemelo en una carta, lo leeré tranquilamente y te contestaré en la mañana. Y si te parece, podremos ser amigos, y escribirnos. Si lo haces, prometo responderte, escuchando tus discos.

Aquí sigo, en la cueva del Dragón, con tanto fuego adentro.
Mientras el mundo progresa pensando que los dragones son leyendas contadas por viejos supersticiosos.
Buena semana.

Arde mi corazón
Lucha Siempre
Delante del hierro
Ojos venideros...

Sabrán la Historia.


 
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