Julio de 2009

Entramos al mes de Julio.
Julio.
En breve será fiesta Nacional para mis vecinos del Norte, y será también la fiesta de lo que suponemos ó nos han llevado a creer que es la democracia.
Con Junio quedaron atrás el cumpleaños de mi hijo, el de mi madre y el 25, el día de San Juan, fué también un día muy especial, fué cuando un cielo despejado me hizo sonreír mientras recordaba años atrás.
Ahora llegan las realidades inamovibles, llega el hecho de que ya llevamos más dosmil nueve recorrido del que nos queda. La realidad de que casí he perdido mi nada envidiable pero estable empleo de mico amaestrado a cambio de perseguir como siempre mi sueño de llevar educación y mejores valores a la niñez de Nuevo León.
Hace unos días estuve a diez metros de Natividad González Parás, el hombre que cuando estreché su mano por última vez, le agradecí su educación y sus buenas maneras. De haberle saludado en esta ocasión podría agradecerle muchas cosas excepto eso.
La gente se equivoca,la gente como yo, más todavía.
Siempre me he sentido incómodo cerca de la gente llena de sabiduría porque estan tan cimentados y tan seguros de sus conocimientos tan sólidos que inevitablemente estan sujetos a vivir falsedades con tal de no aceptar que se han equivocado.
Por otro lado, me he confesado una persona de escaso entendimiento e instrucción. Eso siempre me ha dejado la responsabilidad de leer un libro más, de masticar una idea más... de aprender algo nuevo.
Prefiero mi ignorancia a la vasta sabiduría de muchos viejitos gritones de aquí del Norte. Creen que elevando la voz y poniendo gesto serio y grave, hacen el telón perfecto para representar una vez más su puesta en escena del SABIO instruyendo a la plebe, claro que muchos jóvenes han creído que sabiduría es esta burda charada y en la medida de sus limitadas capacidades repiten el esquema, manoteando y dándose aires de importancia.
Me apenan ambos bandos, uno representa aquello que indudablemente avanza inexorable a su extinción por su inhabilidad para poder reproducirse, y el otro representa la voz necia de la hormiga sobre una piedra sintiéndose realizada y poderosa mientras ruge a lo lejos una pequeña ola que habrá de barrer arena y guijarros junto con la cima que acaba de conquistar.
Ni los éxitos bohemios de un pasado polvoso, ni la exangüe brillantez de los triunfos chaparros representan la trascendencia. Esta no se compra ni se adquiere, se conquista en lucha constante y a mérito de constancia.
En estos días me he dado la vacación de poder conversar sin pasión ni expectativa con alguien que me ha dejado muy iluminado. Se trata de un niño que sueña con ser Steve Austin, Astronauta, accidentado pero mejorado con seis millones de dólares. Este niño que sintió terror cuando fué a ver una cinta con Jason Robards y John Lightgow, llamada the Dayafter, "Un día después". Mientras le miro sorprendido por su madurez y sus aspiraciones tararea una canción que habla de un corredor de autos que sueña con el triunfo. Una canción que conozco muy bien, una canción que me ha perseguido fantasmal casi cuarenta años... "Al correr, siento que la vida es un placer, y triunfar, es lo que deseo sin cesar, ganar, vencer, es lo que soñé y nunca perder me permitiré, el Halcón por eso, no podrá perder jamás, el Halcón, ganará y nadie lo impedirá. Siempre adelante, llega a al meta, el halcón ganará".
Noto que mi pequeño mentor despeja mis dudas con una sonrisa torva en el rostro, se encuentra enfrascado en hacer uno tras otro, cientos de pequeños soldados de plastilina, cada uno lleva su arma en la mano o al cinto, algunos montan extrañas máquinas de las que sobresalen extraños mecanismos que supongo harán las veces de armas de mayor alcance. Le pregunto por qué razón hace tantos ¿Será para jugar con otros niños?
Me mira con paciencia y creo ver un dejo de desprecio mientras saca un recorte de una revista en inglés y puedo ver cientos si no miles de los mismos milicianos blanquinegros que esperan en pelotones en un atestado hangar.
Comprendo.
No importa para que se hacen las figuras, las figuras se hacen porque así son, porque se pueden hacer, porque el límite se encuentra oculto e ignóto en la profundidad de la mente del niño.
En su habitación sobresalen la gran cantidad de enciclopedias y libros, también en una repisa descansa vestido de rojo el despintado despojo de quién en alguna Navidad fué el hombre nuclear, junto a él, bastante más alto, está un robot japonés que decía en el empaque Getta-1.
Sobre el ropero bien alineados descansan diez pequeños aviones de metal que representan detalladas réplicas en miniatura de aquellos que combatieron durante la segunda guerra mundial.
Atrae nuevamente mi atención un mecanismo articulado que al hacer contacto con la superficie de una batería de nueve voltios, enciende una luz y hace girar lo que parece ser una pequeña antena de radar. Todo el mecanismo está bañado en plastilina y sólo puedo ver atisbos de la batería y lo que parece ser la parte inferior de lo que alguna vez fué un pequeño automóvil de baterías.
En una televisión en blanco y negro de corte futurista con forma de burbuja aparece el aviso de que el siguente programa es el Hombre de la Atlántida, con una sonrisa contenida voleo a ver el rostro del niño que en sus ojos rasgados muestra una viva sorpresa y repentina alegría mientras escucha la entrada musical del programa.
Su abuelo es Doctor, le regaló en su última visita un libro llamado "los invasores del cuerpo Humano" En hermosas láminas de vivos colores puede verse narrada una historia de ficción intercalada por precisas imágenes de los sistemas que conforman el cuerpo humano.
El niño desafortunadamente no sabe que todas las cosas que sueña, que todas las cosas que piensa, habrán de empolvarse y casi olvidarse con los años. No sabe que sus padres se habrán de divorciar, no sabe los horrores que el alcohol, y la soledad traerán a su vida. Yo lo sé, porque yo soy Él.
Le he hecho una visita porque llevo días preguntándome si realmente existe una razón para seguir abriendo las puertas los sábados de un lugar en el que siempre soñé que existiera para dar cabida a los niños como el que acabo de describir, un niño que sabe que el mundo es más vasto que equipos de futbol para borrachos panzones y la mediocridad de una ciudad atestada de autos pero conducida por gente que debería seguir montando en ancas de burros.
Me retiro silencioso de la presencia del niño, no tengo el valor ni las palabras para advertirle que sea fuerte, que sea fiel a sus sueños pese a los obstáculos, pese al dolor, pese a la traición.
El niño voltea a verme y extiende su mano. Me entrega algo frágil en la palma. Es una nave espacial del tamaño de uno de mis dedos, en mi mano adolorida por el artritis queda posado el LEM, el módulo lunar y en un costado, prendido con excepción de un pié rebelde, se encuentra la regordeta figura de un astronauta descendiendo una pequeña escalerilla.
Me sonrie con un dejo de duda, como esperando a ver mi reacción y mi calificación.
No puedo marcharme así. Extiendo mi mano pidiendo un poco de la informe plastilina que tiene a uno de sus costado, espero tener todavía la habiliad, y esforzándome por verme casual y despreocupado cuento en cinco ocasiones mientras hago brotar cada dedo de un pequeño trapecio. Le entrego la miniatura de una mano articulada y le digo que sólo me impresiona quien sabe hacer manos en miniatura creíbles en plastilina sin herramientas.
El niño la recibe con reverencia y se me queda viendo ahora con otra actitud.
Ahora sí es hora de marcharme. Le digo que practique y que la próxima vez que nos veamos, espero que me pueda hacer manos humanas de plastilina con gran detalle.
Entre los fragmentos nubosos de consciencia me abro paso a la realidad y puedo ver detallado el perfil de lo que me rodea.
Es el año 2009 y no 1979. Los juguetes que ví no están, los que puedo ver pertenecen a mi hijo, son juguetitos baratos, no puedo comprarle mejores, pero no necesito hacerlo. Mi hijo prefiere jugar con plastilina y su gato antes que perder demasiado con cosas más complejas. Eso sí, casi ha agotado cualquier vestigio de los remanentes de mi colecció personal de STAR WARS. Le gustan mucho los personajes de Vader, R2-D2, Yoda y Chewbacca, al grado de coleccionar hasta desbaratar cualquier objeto que tenga alusivo a ellos.
En unas horas deberé salir apresurado al "maravilloso" call center. Allí contestaré repetitivamente llamadas de gente que no puede ver su televisión y tendré que tomar aire para poder describirles con paciencia infinita la mejor manera de sintonizar sus televisores, revisar que estén conectados a la corriente eléctica y sus controles remotos tengan baterías.
Al parecer, en su grandeza, mi Nación reclama más mis servicios como un aberrante experimento Pavloviano, que transmitiendo cuarenta años de disciplina como realizador de figuras de plastilina.
Ha llegado Julio, Julio, Julio.
Es cuando tal vez se demuestre que mis conciudadanos tienen la madurez de elegir a gobernantes, éticos, justos y humanos. Es cuando estos deberán demostrar si son más merecedores de respeto y un lugar en la historia que sus predecesores.
Con Junio dije adiós a David Carradine "Kwai Chiang Kane", Michael Jackson y Farrah Fawcett.
Tres vidas más que estuvieron presentes en las múltiples colisiones que conformaron mi cultura y mis influencias, han pasado ya a la siguiente sala. Cuando llegue el final y quede inerte... ¿Les alcanzaré para contarles lo que ha ocurrido en su ausencia? ¿Volveré a ver a mi abuelo?
Antes de marcharme... ¿ Podré tener la satisfacción de dejar tras de mí un mundo más justo, más maduro y mas sano?
No lo sé.
En Junio, por acto de un político en campaña pude estar cerca nuevamente de dicha meta. Espero en Julio que varios políticos ya sin campaña tengan la visión y el carácter de hacer posible que esta labor continue.
Tal como Andrew Martin en el Hombre Bicentenario de Isaac Asimov, prefiero morir como un ser humano a ser una máquina por toda la eternidad. Mi lucha contra los corruptos funcionarios de la administración actual y contra los pobres comunicadores que quieren tapar el sol con un dedo, es por dignidad humana. Es porque no importa que tan pequeña consideren la falta de haberme amordazado y vetado, es mi derecho como cualquier persona a llevar una vida productiva haciendo cosas que enaltezcan la condición humana, tengan ellos capacidad para comprenderlo o no. Y sea que me tome una vida entera, lucharé por que me sea restaurado dicho derecho. Y LO APROPIADO SERÍA QUE COMENZARAN POR UNA DISCULPA.
Aldo Rodrigo Sánchez Tovar
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"Mientras Aldo siga con vida,
el Dragón de CRONOS Tiempo de Todo!
Seguirá vivo por siempre"
Arde mi corazón.
Lucha siempre.
Delante del Hierro.
Ojos venideros...
Sabrán la Historia.

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